En el vasto universo de la conciencia humana, los enteógenos (también conocidos como Plantas Maestras) se presentan como llaves que nos abren puertas a sentires profundamente reveladores.
Estos remedios ancestrales tienen el poder de sumergirnos en mundos interiores donde la línea entre la realidad y la fantasía se difumina.
Por ello, quiero compartir esto que pensa-siento, para que sea algo a observar.
La Naturaleza Abstracta de la Realidad y la Fantasía
El concepto de realidad es profundamente abstracto, limitado por la percepción humana. Lo que consideramos real puede ser solo una interpretación subjetiva de nuestros sentidos y pensamientos. De la misma manera, la fantasía es una construcción mental, un reino donde nuestros deseos, miedos y esperanzas se entrelazan para formar narrativas ricas y vívidas. A veces me pregunto si lo que consideramos fantasía es en realidad la auténtica realidad, y si lo que llamamos realidad no es más que una fantasía. ¿Es el loco en realidad el cuerdo, y el cuerdo, el loco? Estas etiquetas no son más que reflejos de nuestros sistemas de creencias.
Durante un proceso con enteógenos, es posible que nuestra mente teja historias y fantasías increíblemente coherentes y elaboradas. Estas narrativas emergen de manera sutil, resonando profundamente con nuestros anhelos y deseos más íntimos. En estos estados alterados de conciencia, podemos vivir experiencias tan vívidas y convincentes que parecen formar una realidad paralela, una realidad que responde a nuestras más profundas aspiraciones y sueños no realizados.
La Realidad Paralela de Nuestros Deseos
Estos encuentros con realidades paralelas pueden ser tanto un reflejo de nuestros deseos como una expresión de nuestros miedos y esperanzas. La mente, en su capacidad infinita para crear, nos muestra escenas y situaciones que parecen tan reales que nos inducen a aceptarlas como verdades absolutas. Sin embargo, es crucial reconocer que estas visiones pueden ser también un mecanismo que utiliza la mente para aferrarnos a patrones conocidos, resistiéndose a liberar lo que realmente necesita ser liberado.
Los enteógenos, al abrir estas puertas de percepción, nos permiten explorar profundamente nuestro ser, pero también nos retan a discernir entre lo que es una revelación genuina y lo que es una proyección de nuestros deseos y miedos. Es en esta danza entre realidad y fantasía donde se encuentra el verdadero trabajo espiritual.
La Sabiduría de la Cautela
En el camino del autoconocimiento y la sanación es recomendable mantener una actitud de cautela y observación. Las visiones y sentimientos que surgen pueden ofrecernos grandes comprensiones, liberaciones y sanaciones. Pero también pueden seducirnos a creer en verdades absolutas sin cuestionamiento. Este es el punto donde debemos recordar la importancia de no aferrarnos ciegamente a estas experiencias, sino más bien verlas como una parte del vasto paisaje de nuestra psique.
Podemos cultivar una actitud de observación atenta, abarcando las diferentes posibilidades: tanto la posibilidad de que lo experimentado sea una verdad profunda como la de que sea una fantasía creada por nuestra mente. Esta práctica de discernimiento nos permite mantenernos abiertos y flexibles, evitando caer en dogmas y manteniendo una perspectiva equilibrada.
El Arte de la Observación
La clave está en desarrollar el arte de la observación sin juicio, permitiendo que cada experiencia nos muestre lo que tiene que mostrar, sin aferrarnos ni rechazar nada. Es en esta observación neutral y abierta donde encontramos el espacio para la verdadera transformación. Al observar nuestras visiones y sentires desde esta perspectiva, podemos integrar lo que nos es útil y liberar lo que no, avanzando así en nuestro camino de sanación y crecimiento espiritual.
Los procesos con enteógenos nos invitan a un viaje profundo y transformador, donde la realidad y la fantasía se entrelazan en una danza mística. En este viaje, es esencial mantener una actitud de cautela y discernimiento, permitiendo que nuestras experiencias nos guíen sin caer en la trampa de las verdades absolutas. Al hacerlo, nos abrimos a la posibilidad de una sanación profunda y una comprensión más amplia de nuestro ser y del universo que nos rodea.
Como punto final, indicar que esta percepción es solo una interpretación mia, desde un lugar momentaneo de comprensión y percepción. Puede ser tan cierta como incierta. Pero la entrego no como una verdad, sino como una invitación a profundizar en la observación de la danza entre la mente y el Ser desde un lugar de apertura hacia el “Todo es posible”.
—- Fdo: Carlos Niwe

